A partir de la pandemia, la evolución de las economías ha sido inusual. En el segundo trimestre de 2020, las economías del mundo sufrieron una fuerte caída y un año después observaron un repunte también pronunciado (en Estados Unidos el producto cayó -9% en el segundo trimestre de 2020 y creció en 12% en el mismo trimestre de 2021). La magnitud de la caída y del ascenso fue mayor a la de las crisis profundas de 1974 y de 2008. Las dificultades actuales han sido causadas por choques de oferta y de demanda y no está claro que las economías estén hoy en una senda de crecimiento.

En los últimos meses, ha emergido el fenómeno del incremento de los precios, debido al crecimiento de la demanda (después de su contención) y a problemas de la oferta (escasez de componentes, dislocamiento de las cadenas de suministro, interrupción de las exportaciones de alimentos y energéticos por la guerra en Ucrania). La inflación parecía un asunto del pasado para el mundo. Recientemente, se discutía el problema inverso de la deflación. En EU, la crisis de 2008 generó caídas del índice de precios del consumidor en 2009.

La crisis actual parecía también ser deflacionaria. En EU los precios se incrementaron en sólo 0.1% en mayo de 2020. Desde ese punto, el índice de precios, se ha incrementado a un paso más rápido cada mes. En mayo de 2022 la tasa de inflación alcanzó el 8.6%. Ello ha generado que los bancos centrales comiencen a aplicar medidas contra la inflación mediante la elevación de las tasas de interés y la contracción del crédito para disminuir la demanda. Ello recuerda el tratamiento antiinflacionario de 1979-1980.

En EU la tasa de inflación alcanzó 14.8% en marzo de 1980. Había tenido un pico de 12.3% en 1974, disminuyendo a 5% a fines de 1976 y de ahí comenzó un ascenso constante. En 1979, la Reserva Federal instrumentó fuertes aumentos de las tasas de interés para contener la inflación, lo que inició las políticas neoliberales. Entre diciembre de 1978 y diciembre de 1980 la tasa de interés “prime” (la de los prestatarios más solventes) pasó de 11.6 a 20.4% y permaneció en esos niveles la mayor parte de 1981. Después, las tasas de interés bajaron, pero desde entonces se han mantenido generalmente varios puntos arriba de la tasa de inflación, lo que implica altos intereses reales (con excepción de unos meses en 2008 y 2011 y en los últimos meses) para el capital financiero que instauró su reinado en la economía. La inflación disminuyó, pero la economía se desplomó, el desempleo creció, los salarios reales cayeron, hubo innumerables crisis bancarias e inició la crisis de la deuda de los países en desarrollo.

En México, dominado por el capital financiero, también hay inflación notable, que se está enfrentando con la política inaugural del neoliberalismo: el aumento de las tasas de interés. Aquí también el resultado de esta política no será otro que el mayor fortalecimiento del capital financiero, la disminución drástica de la actividad económica, la reducción de los salarios, el aumento de los costos financieros para los usuarios y de la cartera vencida y el aumento de las quiebras.

Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM e integrante del Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y Social, CACEPS
caceps@gmail.com

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